Y cuando te dicen una palabra nueva, donde aún no tienes una imagen a la cual relacionarla, no entiendes lo que te dicen, no es hasta que ves el objeto o te lo describen para que puedas formar una imagen en tu mente que puedas relacionar a la palabra.
Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
Nuestras palabras tienen un gran poder y pueden tener un impacto significativo en las personas que nos rodean. Debemos ser conscientes de cómo las usamos y buscar formas de edificar y animar a los demás. Además, debemos ser sabios al hablar, escuchar antes de responder y controlar nuestras emociones.
En la Biblia, se nos recuerda constantemente el poder que tienen nuestras palabras. En Proverbios eighteen:21 se nos dice: «La lengua tiene poder sobre la vida y sobre la muerte; los que la aman comerán de su fruto».
Dicen que siempre hay una primera vez, si sientes curiosidad de saber lo que se siente pasar tres días sin comer hoy lo descubrirás.
Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Por el contrario, cuando nos dejamos llevar por palabras negativas o destructivas, nos afecta emocional y espiritualmente.
Las palabras también vibran en diferentes frecuencias y cada palabra te afecta de forma diferente. Un buen ejemplo es la palabra amor. La palabra amor vibra a una frecuencia mucho más alta que la palabra odio. Puedes sentir la diferencia en la energía de las dos palabras.
Es importante recordar que nuestras palabras no solo tienen un impacto en los demás, sino también en get more info nosotros mismos. Cuando hablamos positivamente, elevamos nuestra autoestima y fomentamos una mentalidad positiva.
La Biblia nos enseña a ser cautelosos con nuestras palabras, a pensar antes de hablar y a controlar nuestra lengua para evitar dañar a los demás.
En Proverbios 18:21, se nos advierte que «la muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos». Esta declaración nos muestra que nuestras palabras pueden tener consecuencias duraderas, tanto para nosotros como para los demás.
La Palabra de Dios nos llama a ser cuidadosos con nuestras palabras y a evitar cualquier forma de lenguaje ofensivo o vulgar. En lugar de eso, debemos elegir palabras que construyan y edifiquen a los demás.
«Es la repetición de afirmaciones lo que lleva a la creencia. Y una vez que esa creencia se convierte en una profunda convicción, las cosas comienzan a suceder».
También discutiremos algunos consejos prácticos para cuidar nuestras palabras y utilizarlas para el bien.